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Ups, me lo recetó un médico...

Si tu forma preferida de irte de una fiesta es tirar bomba de humo. Si te dicen de ir a bailar un sábado y lo primero que pensás es, ¿cómo llego despierta hasta 2? Si, finalmente, le ponés onda y arrancás, pero al día siguiente no podés más de la resaca; puede ser que vos también tengas menopausia social, también conocida como ese síndrome por el cual preferís bailar en las clases del gimnasio que lidiar con los empujones del boliche de turno y tu definición de una “gran noche” suele incluir alguna serie pochoclera en el siempre querido Netflix.

Este síndrome va mucho más allá del estado civil y, en cambio, suele aparecer con los años. Ya lo dijo la China Zorrilla: la edad no es más que un cambio de gustos.

¿Cuál es mi tip para combatir la menopausia social? No hacerlo. Dejarla ser. Son etapas y ya vendrán otras rachas en que prime la energía nocturna. O quizás no. Descubrí qué te gusta hacer a vos y abocá toda la energía que dedicabas al boliche a, en cambio, ir a algún bar que no conozcas a escuchar bandas en vivo. Podés, finalmente, hacerte tiempo para ir al teatro. Juntarte con amigas a armar cine club o sumirte en un tour gourmet por tu ciudad… Las ideas son tantas como personalidades y gustos haya allá afuera. Personalmente, cuando me permití disfrutar de sábados con un buen plato de comida y un vino en el centro de la mesa en vez de botellas de fernet y vasos de plástico; cuando descubrí que no hay nada que me guste más que el desayuno de los fines de semana, con una rica tostada, cafecito y el diario; cuando admití que mis amigas que habían dejado de salir forzadamente antes que yo tenían la posta, y no es que eran “un bajón”, empecé a ser más feliz. Hoy, cuando sale una buena noche de rumba, soy la primera en disfrutarla. Pero me encanta que sea sólo de vez en cuando. Cuando tengo ganas, y si no, no.


© 2023 by Rosario Oyhanarte

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