Hace unos años andaba medio tristona y me puse a consumir autoayuda a lo loco. Entre todo lo que leí fui a parar con un ejercicio que me llamó la atención: anotar en un papel cada cosa buena que nos pasa e introducirlo en una botella vacía. Al cabo de un año, romper la botella y leer todo aquello que fuimos anotando. Lo bueno del cuento es que no tienen que ser grandes hitos, necesariamente. Todo lo que nos acaricia el alma es válido: una buena charla con amigas, esa canción en la radio que no te Acordabas que existía, el mensaje que te escribe el chico que te gusta (¡mariposas! 🦋), una salida con tu mamá... Así, el ejercicio sirve -no solo- para revivir los buenos momentos cuando los releemos, sino para incentivarnos a detectarlos: a veces, en el apuro no frenamos a reparar en pequeñas bendiciones cotidianas, pero al buscar cosas para anotar, se te prende la antena... Claro que yo elegí una botella de Amarula porque amo ese trago 💜 y me recuerda a noches de verano con amigas. Ya la tengo colmada 😃 así que en la semana pienso darme tiempo para el ritual de releer todo aquello que anoté. Estoy segura de que voy a descubrir y aprender mucho sobre mí; sobre cosas que me hacen bien y que a veces no termino de registrar. Después les cuento cómo me fue ✨✨✨