Ya lo dijo un proverbio holandés: "No puede impedirse el viento, pero pueden construirse molinos". Porque si hay una cosa en la vida que es inevitable, es que vamos a sufrir desilusiones. El tema es qué hacemos con ellas. Que nos rechacen en un trabajo puede enseñarnos a ser más ambiciosos y tener más empuje. Las penas del corazón nos regalan empatía. Salir de una relación tóxica te da herramientas para que florezca tu amor propio. Hacer el ridículo, gran excusa para reírnos de nosotros mismos (¡nada mejor!). La soledad nos hace valorar aún más a nuestros pilares: la familia y amigos. La incertidumbre incomoda, pero enseña a soltar el control... No propongo el masoquismo como forma de vida, solo creo en la importancia de saber resignificar el fracaso o pesar. "La herida es el lugar por donde La Luz entra a ti", dijo Rumi. Si nos abrimos a él, el dolor es maestro y sanador. En todo caso, para mí el desafío es tratar de ser mejores personas cuando todo está bien. ________________ Esta imagen la hizo @bettypatranias, artista y generadora de contenidos. Admiro mucho su trabajo y es un lujo que haya creado esta imagen para este post.
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