¡Hola, comunidad! ¿Cómo están?
Hoy quiero compartir con ustedes un nuevo jinete del apocalipsis, que muchas veces se nos desboca cuando discutimos con nuestra pareja: LA ACTITUD DEFENSIVA.
Recapitulando un poco, el primer jinete es la CRÍTICA y tiene que ver con un ataque hacia la personalidad de nuestra pareja. Aparece cuando se resaltan aspectos generales de su forma de ser. Y muchas veces viene acompañado de los “nunca” y los “siempre”, que no ayudan.
La actitud defensiva está asociada a la crítica, porque tiene que ver con sentirnos amenazados frente a la crítica del otro y salir a defendernos. Pero lo difícil es que lo hacemos de forma pasiva, culpando al otro por nuestra conducta y no haciéndonos cargo de nuestra parte. Sería algo como “yo hago tal cosa porque vos me criticás con tal otra”.
Un claro ejemplo puede ser que ante la crítica de la mujer “nunca soy prioridad en tu vida”, el hombre le responda “no me digas que no sos prioridad para mí, si cuando llego a casa tu única prioridad son los chicos y ni me registrás”.
Si bien es lógico que ante la crítica queramos defendernos, hacerlo de esta manera solo aumenta la escalada de discusión. Porque si a la crítica respondemos con actitud defensiva, el otro nos va a seguir criticando.
El antídoto para esta actitud se llama “aceptación de la influencia”, y consiste en buscar la parte de verdad que existe en la postura del otro.
¿Cómo hacemos? Entendiendo que existen dos miradas de la misma situación y que ambas son válidas, o por lo menos en parte. Esto es clave, y es mucho del trabajo que hacemos como terapeutas de pareja. Pedimos que busquen la parte de verdad que existe en la postura del otro.
Eso no significa rendirse. Cada uno puede seguir manteniendo su postura. Pero si logro que mi pareja se sienta comprendida, va estar mucho dispuesta a escuchar lo que me pasa a mí.
¿Qué les parece? Los y las invito a hacer el ejercicio de pensar si algo de esta dinámica les resuena en su pareja, y ver si necesitan ajustar alguna actitud para prevenir futuros problemas más profundos.
Un abrazo fuerte y ¡hasta el próximo Newsletter!
Delfina
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