¡Hola, comunidad! ¿Cómo están?
Hoy quiero compartir con ustedes un tema que tiene que ver con una máxima que, como muchas veces nos pasa en temas de vínculos, nos divide en dos equipos: “Calidad versus Cantidad”.
Cuando piensan en sus vínculos, ¿qué les viene a la mente? ¿Piensan en sus grupos de amigos? ¿En los distintos círculos sociales que tienen? ¿En aquel “mejor amigo” que nos banca en todas?
En las épocas de cuarentena estricta, creo que algo de lo que más extrañamos fue encontrarnos con nuestros amigos. Pero, ¿con cuáles? ¿Con cuántos?
Esta última pregunta puede sonar un poco rara… pero me parece válido preguntarnos realmente a quiénes extrañamos durante el aislamiento.
En una época en que el networking es el rey de la vida sociolaboral, en que nos enfocamos mucho en construir relaciones y “tener más contactos”, ¿frenamos a pensar en quiénes son los vínculos que realmente nos enriquecen y nos llenan de dicha? ¿Les dedicamos el tiempo suficiente?
Pienso que ningún vínculo puede sostenerse por default. Necesita de nuestro tiempo, de nuestra dedicación. Regar nuestras relaciones será lo que las haga crecer y dar fruto.
Y quizás esto mismo es lo que nos lleve a preguntarnos si preferimos acumular más y más relaciones superficiales, o dedicar tiempo a menos relaciones, pero con mayor profundidad.
Creo que la cuarentena nos invitó a poner el foco nuevamente en nuestros vínculos, en aquellos más valiosos, sólidos y auténticos. Sabiendo que no son perfectos, y que requieren de nuestro coraje para poner límites saludables. Pero teniendo la certeza, también, de que son los que traen felicidad a nuestra vida.
¿Y cómo dedicarles tiempo a aquellas relaciones más valiosas? El primer paso es la presencia en el encuentro. No importa tanto cuántas veces pueda visitar a mi amiga en un mes, sino que importa más la presencia con la que esté en el encuentro que tengamos. La escucha atenta, el dejar el celular de lado, ayudarán a darle calidad a ese encuentro. Y, en definitiva, son esos encuentros los que construirán confianza y una relación que sea significativa y profunda.
¿Qué les pareció?
Un abrazo fuerte y ¡hasta el próximo newsletter!
Delfina
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