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En las trincheras de la maternidad...


Se suponía que Facu también iba a posar en las fotos que hicimos para el Día de la Madre con @carmelaachavaloficial. Poco iba a imaginar que iba a llegar a la producción al grito de "No quiero estar acáaaaaa", "Quiero ver teleeee", "Me quiero irrrr", y poco le importó al Facu que yo hubiera organizado toda la logística para que lo buscara mi tía, dejándole car seat y bártulos varios, o que hubiera un grupo de adultos observando toda la situación. Y yo, libriana hasta la médula, que me mortifica el no agradar, lejos de asumir que el chico no iba a ser dócil ante el lente, tardé unos minutos en dejar mortificaciones de lado y registrar que nadie me miraba juzgando, que la única con ojos inquisidores era yo.

Si querés hacer reír a Dios contale tus planes, dice el dicho, y tal vez podríamos agregar: si querés que suelte la carcajada, contale cómo te imaginás que van a ser tus hijos .

El episodio será una pavada pero me sirvió como recordatorio -o lección- de que ellos no vienen al mundo para ser una extensión de nuestras proyecciones y planes, sino que son libres y, a la larga, elegirán para sus vidas lo que crean mejor. Yo agradezco haber sido criada con esta libertad y espero poder dársela a ellos también.

Hoy volví a intentar sacarme foto con Facu pero este mini preadolescente no disfruta de las instantáneas (su cara en la última de esta galería así lo demuestra).

Cuánto que aprender en todo este proceso, qué desafiante el criar con ese equilibro entre el límite y la libertad…

De todos los trabajos que hago, el más difícil, por afano, es ser madre. Y no te la voy a caretear, hay días en que me sale naturalmente, pero hay tantos otros en que no pareciera haber lugar para el disfrute sino para la frustración; días en que no veo la hora de que sean las ocho para acostarlos y tirarme en la cama, solo para agarrar el teléfono y… ponerme a ver fotos de ellos , deseando que ya sea la mañana para volver a apretujarlos

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